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21.11.08

Reflejo de una sociedad sin Dios

El titulo más cercano para éste articulo debería haber incluido la palabra que esta de moda cada vez más en nuestro país y en el mundo entero, que ha invadido todos los encabezados en los periódicos y se ha pronunciado hasta la saciedad tanto en radio como en televisión: Crisis. Si ya teníamos bastante con nuestro primer lugar en inseguridad. Pero es cierto que el fenómeno mundial de la crisis no ha logrado desplazar la noticia que en los medios mexicanos sigue ocupando las principales páginas.

Las últimas estadísticas han situado a la Ciudad de México a la cabeza de secuestros en el mundo. ¿Cuántos jóvenes al salir de la escuela han sido golpeados?, ¿cuantos asaltos en el metro o en tiendas comerciales?, ¿tantos niños secuestrados?, ¿cuántos secuestros rápidos?, ¿quien no ha recibido un E-mail solicitando ayuda para encontrar a un niño o ser querido que ha sido secuestrado?. Brotes de violencia y de inseguridad están presentes en todos los estados del país. Aún en aquellos considerados tradicionalmente como tranquilos y pacíficos.

“Los mexicanos queremos vivir seguros” mensaje que se transmitió en esa gran manifestación, que recorrió los noticieros del mundo, inspirada por el deseo de recuperar la seguridad. Sin embargo en el problema de la violencia manifestada en todas sus expresiones se encuentra fuertemente vinculado al de las drogas, en torno al cual tiene su origen el narcotráfico, fenómeno que en los últimos años ha aumentado, pasando de ser solo un país intermediario a ser un país consumidor.

Diversas son las respuestas que se han dado, algunos suponen que el gobierno es el único responsable de lo que sucede, otros lanzan la culpabilidad a los medios de comunicación – cine y televisión – que con la difusión de las más diversas y variadas formas de violencia siembran la nefasta semilla en las conciencias de niños y jóvenes de nuestra sociedad. Si bien es cierto que el mundo del cine ilustra la violencia, con rostros de venganza, de odio, como resultado de una apuesta, como agresividad que proviene de una profesión, algunos protagonistas utilizan la violencia como un juego, sádicos asesinos que se divierten ante la crueldad y la violencia; el cine y la televisión en particular convierten la violencia en espectáculo. Los medios de comunicación hacen noticia de lo mismo que promueven, se explotan las mayores debilidades humanas, la soberbia, la ambición inmoderada, las ansias de mandar, la codicia de riquezas, la infidelidad, las injusticias, la vida licenciosa. Cierto que esto puede ser la fisonomía de las acciones de muchos, pero una cosa es conocer el mal para preguntar a la religión y a las ciencias modernas sobre su explicación y remedios, y otro muy distinto es hacerlos objeto de espectáculos. Desgraciadamente muchos no serían capaces de encontrar inspiración artística ni interés dramático sino es en el campo del mal.

Sin embargo podemos hacer conciencia que hoy los avances de la técnica han sido tales y tan grandes que tenemos gracias a Dios una gran variedad de programaciones. Así como es necesario tener la mínima educación para cuidar cada uno de su salud y saber que cosa nos daña y que nos beneficia, de igual manera el cristiano debe saber que es aquello que le envenena el alma y daña su salud espiritual. Y así como sabemos exigir calidad en cualquier producto que adquirimos para cubrir nuestras necesidades así debemos exigir calidad humana y moral de todas las programaciones que ofrecen nuestros medios de comunicación.

Otra consideración es que el fenómeno de estos actos vandálicos que generan violencia e inseguridad no es más que el reflejo de una sociedad que ha caminado ya desde hace varias décadas por sendas equivocadas en las cuales se ha desterrado a Dios, se ha optado por desencarnar la educación de los niños y jóvenes de toda relación con lo trascendente. A Dios se le ha arrinconado en las sacristías. Las nuevas generaciones han aprendido a vivir como si Dios no existiera. El problema es que al desligar la educación de todo valor trascendente se ha dado origen a una generación que finca sus esperanzas en si mismos, a lo mucho se ha instruido, pero no se ha educado. La muerte de Dios trae como consecuencia la muerte del hombre. Con frecuencia nos encontramos jóvenes que circulan por la vida sin esperanzas, gente que se deja abatir ante el mínimo de dificultades, que perdiendo todo sentido de la vida solo encuentra solución en el suicidio, fenómeno que también ha aumentado.

Ya nos lo había advertido nuestro querido Juan Pablo II, que tanto amó a México, es tiempo de construir la civilización del amor. Un amor que tiene su origen no en el sentimiento, sino en Dios. Es tiempo de que se rectifiquen los modelos educativos con origen en los valores trascendentes donde se involucren todos los actores sociales y contemple todas las dimensiones del hombre, pues la educación no solo es ofrecer conocimientos científicos o habilitar en capacidades técnicos; también es parte de la agenda educativa la formación de valores humanos. Debemos recordar que la ciencia sin la conciencia no es más que ruina del alma.

30.9.08

Cuidado del medio ambiente bajo la inspiración de San Francisco de Asís


Pbro. José de Jesús Palacios Torres

A lo largo de los últimos años ha crecido el interés y la sensibilidad social hacia temas relacionados con el cuidado del medio ambiente, nadie niega en nuestros días que estamos ante un tema de capital importancia, ya que hablamos ni más ni menos, que de la conservación del orden natural, del cuidado de la madre tierra, casa común de los hijos de Dios. El Santo Padre manifestó, en su visita pastoral a Francia con motivo de los 150 años de las apariciones de nuestra Señora de Fátima, su preocupación por la conservación del medio ambiente, así como ya lo había hecho ante millones de jóvenes en Sidney. La destrucción de la capa de ozono, los incendios forestales, la escasez de agua, la contaminación ambiental, la deforestación, el reciclaje, entre otras, son ya expresiones que forman parte de nuestro vocabulario cotidiano, lo cual significa que poco a poco nos vamos haciendo concientes de que el equilibrio ecológico es esencial para la supervivencia de todas las especies, incluida la humana, la cual es quizás la única capaz de terminar incluso con ella misma.

Dentro del movimiento ecológico hay que tener presente, sin embargo, las diferencias notables y concepciones antropológicas de fondo. Bajo un concepto “antropocentrismo tecnocrático” el movimiento ecológico ve a la naturaleza como una fuente inagotable de recursos y concibe al hombre al centro de la la misma, el cual con la técnica establece un dominio sobre ella atribuyéndose el derecho justificado de un abuso excesivo de los recursos naturales. El supuesto derecho de abusar nace de los primeros filósofos de la modernidad, por ejemplo, Descartes dividía al hombre en res cogitans (cosa que piensa) y res estensa (cosa material). La materia ha de ser dominada por el pensamiento. Otros filósofos han afirmado que el fin último del conocimiento es el dominio, mientras que antes se entendía el conocimiento como medio para contemplar la verdad. Esta mentalidad utilitarista ha provocado los excesos, muchos desastres ecológicos actuales tienen su origen en éstas ideologías. Cierto que el hombre es el centro de la creación, pero hay diversas formas de concebir y realizar este dominio de la naturaleza.

El “biologismo”, considera al hombre como un elemento más de la naturaleza, el hombre es una parte del ecosistema. Y algunos lo consideran como el elemento más negativo. Ciertamente es una visión incompatible con la visión cristiana porque, aunque el hombre es un elemento de la naturaleza, éste se encuentra por encima de la naturaleza con capacidades y destino superiores. Algunos autores de este pensamiento culpan a las tres grandes religiones monoteístas. Porque al afirman la existencia de un solo Dios personal creador del cielo y de la tierra y por lo tanto dejan de divinizar la tierra, concluyendo en consecuencia que se ha roto con los elementos que hacían que se respetara la naturaleza. Si así están las cosas estos tales sugieren romper con las causas que destruyen el ecosistema, principalmente: disminuir la población y eliminar la religión. Estas ideas, que contienen mucho de panteísmo y de marxismo se han desarrollado principalmente en Australia y Nueva Zelanda. Por último, analizamos la “ecología personalista”: que ve al hombre como elemento de la naturaleza, pero al mismo tiempo lo concibe por encima de ella. El hombre es un espíritu encarnado, puesto por Dios en el centro de la creación para que la domine, pero con un dominio responsable. La naturaleza además no es solo una fuente de beneficios sino también un camino para encontrarse y reconocer a Dios. Es cierto que aun no siendo solo una fuente de recursos es ante todo un lugar de recursos; es necesario vivir y para vivir hace falta servirse de la naturaleza.

En la Biblia el libro del Génesis es como pórtico de entrada a la Historia de la Salvación, donde Dios se manifiesta como creador del escenario natural donde haría posible la vida culminando su magna obra creadora por puro amor con la creación del ser humano, varón y mujer. Como bien sabemos, los dos relatos del libro del Génesis nos sitúan en un autentico resumen de la fe en todo lo creado, puesto que lo hecho por Dios esta bien hecho, según la conocida formulación bíblica: “y vio Dios que todo era bueno”. El ser humana bíblico tuvo desde siempre un profundo sentido de pertenencia al medio natural, que conviene subrayar, es el escenario donde se desarrolla la Historia de Dios con su pueblo, y son muchos los testimonios en salmos y cánticos bíblicos que trasportan a nuestros días la certeza de que Dios está en sus criaturas, siendo el cántico de los tres jóvenes Macabeos quizás la manifestación más clara. “Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos…Cielos bendecid al Señor, Aguas todas del Señor bendecid al Señor…Sol y luna bendecid al Señor, Astros del cielo bendecid al Señor, Lluvias y rocío bendecid al Señor, Fuego y calor ensalzadlo con himnos por los siglos…” Muchos siglos después sería San Francisco de Asís quien expresaría este mismo sentir dándole forma poética en su famoso cántico a las criaturas.

El seráfico Padre contemplaba en profundidad cuanto le rodeaba como oportunidad única para ascender desde la inmanencia de las cosas al Divino Autor. Las fuentes franciscanas ofrecen el retrato de un hombre absorto en la contemplación del medio natural como suma expresión de la existencia de Dios. Son muy conocidas sus opciones a favor del medio ambiente: predicar a las aves, no cortar por completo el tronco de los árboles, ofrecer grano a las aves por los caminos y miel a las abejas en los inviernos, entro otras cosas. Todo ello contribuye enormemente a que San Francisco sea un personaje medieval que en nuestros días goza de gran actualidad y estima, hasta el punto de haber sido nombrado patrono de los ecologistas. En los ultimas décadas han surgido muchos movimientos de corte ecológico e incluso no católicos bajo la inspiración de Francisco de Asís.

Los cristianos católicos de hoy no podemos quedarnos al margen de esta sensibilidad ecológica de nuestros tiempos, deberíamos convertirnos en una voz amable que se eleve a favor de la tierra que se ve con frecuencia amenazada por el descuido y la negligencia o la mala intención de quienes no la respetan ni la aprecian, salvo para obtener algún rendimiento económico. Es nuestro deber promover entre todos un sentir solidario en el tema ecológico, transmisión de valores ecológicos a través de los medios de comunicación, asumir y promover la cultura del reciclaje, a la hora de elegir comprar un automóvil optar por el menos contaminante, apostar por productos ecológicos, asegurándose que no sea solo asunto comercial, no consumir especies animales en peligros de extinción, adquirir productos reciclados como el papel y el vidrio, reutilizar papel escrito solo por una cara, no ensuciar el medio natural, utilizar productos de limpieza biodegradables, compartir lo que tenemos con los más pobres, celebrar en nuestra liturgia eventos relacionados con el medio ambiente, por ejemplo las jornadas mundiales declaradas por la ONU ( 22 de marzo día internacional del agua, 22 de abril día de la tierra, 22 de mayo día internacional para la diversidad biológica, 5 de junio día mundial del medio ambiente, 17 de junio día internacional contra la desertificación, 16 de septiembre día de la protección de la capa de ozono.) Recuerda que el que no aporta soluciones es parte del problema.

26.4.08

Celebrar a Cristo Rey a la luz de quines dieron la vida por él.

Si una persona tiene el valor de aceptar el martirio y la muerte por ser fiel a la fe en el Señor, abriéndose al mensaje del evangelio y lo lleva a su vida cotidiana quiere decir que esta persona tiene la fuerza de creer verdaderamente en el Señor y en la vida eterna, quiere decir que esta conciente que la vida terrena es una preparación a la vida plena y definitiva que el Señor ha preparado para la eternidad Para los tantos mártires de la fe a lo largo de la historia de la Iglesia así fue y así es para aquellos hombres y mujeres de hoy que siguen sostenidos por la fuerza y la esperanza de encontrarse con Dios. No es el miedo a perder “esta vida” la que los vence, más bien su fuerza radica en la seguridad de la fidelidad de un Dios que se revela Padre y que en Jesucristo nos ha salvado y con él nos resucitará.
El pasado 28 de octubre el Papa Benedicto XVI en las palabras que dirigió después del ángelus y a propósito de la beatificación de 498 mártires de España celebradas momentos antes, distinguía entre el martirio cruento y el martirio incruento señalando que para poder ser «testigos fieles del Evangelio en el mundo, sintiendo la dicha de ser miembros vivos de la Iglesia, verdadera esposa de Cristo» es necesario asumir «el martirio de la vida ordinaria, cada vez más importante en la sociedad secularizada de hoy», en función de la «batalla diaria del amor», que es distintivo de los cristianos católicos. En las biografías de casi todos los mártires que Dios nos ha regalado en lo largo de la historia es frecuente leer que fueron personas que “perdonaron a sus verdugos” y que a ejemplo de Cristo que libremente dio su vida por nosotros, ellos dieron la vida libremente por el Señor Jesús.Nuestro México es un país profundamente católico su identidad como nación se forjó con la aparición de la Virgen de Guadalupe sin embargo en la primera mitad de s XX el país tuvo que padecer y superar una increíble prueba. Luego de terminar el periodo de convulsión conocido como revolución mexicana la tranquilidad estaba lejos de reinar, grupos violentos pelaban por el poder y buscaban instaurar un mundo de espaldas a Dios. Hubo un conflicto entre los ciudadanos de la ciudad del hombre y los ciudadanos de la ciudad de Dios, aquellos que llegaron hasta el desprecio de su propia vida con tal de no fallarle ni a Dios ni al prójimo.
En las bellas tierras mexicanas se dejó escuchar el grito de “Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe”, como parte final de un testamento espiritual que nos dejaban nuestros mártires mexicanos. Mártires que a lo largo y ancho de nuestro país regaron con su sangre la semilla del cristianismo.Hace dos años fuimos testigos de las ultimas beatificaciones de 13 mártires mexicanos en la ciudad de Guadalajara, entre ellos encontramos la beatificación de José Trinidad Rangel, sacerdote diocesano, de origen campesino muy modesto, humilde y entregado a su ministerio, su preocupación y entrega por la salvación de las almas fue excepcional, fue siempre obediente a sus superiores; junto con él sus compañeros de mártirio, más conocidos como los “Mártires de San Joaquín” por el lugar donde fueron cruelmente martirizados. El 12 de octubre pasado, hace escaso un mes, hemos celebrado 10 años de la beatificación del Fray Elías del Socorro Nieves, un mexicano de humilde extracción campesina, en quien las palabras de San Agustín se cumplieron con exactitud "Si deseas tener vida en Cristo, no tengas miedo a morir por Cristo" (In Ioh. 52,2). El cardenal Saraiva Martins durante la homilía de beatificación de los 498 mártires españoles recalcó que 'Los mártires no son patrimonio exclusivo de una nación, pertenecen al mundo entero, a la Iglesia universal'. Sin embargo para iluminar nuestro caminar recalcamos que dentro de los 498 mártires españoles, beatificados el pasado 28 de octubre, se encontraban dos franceses, un cubano y dos mexicanos uno perteneciente a la familia de santo Domingo y otro a la orden de San Agustín.
Es de llamar la atención el caso de REGINALDO (LUCIANO) HERNÁNDEZ RAMÍREZ quien nació el 7 de enero de 1909 en San Miguel el Alto (Jalisco). Estudió en el seminario diocesano de Guadalajara y debido a la persecución religiosa (1926-1929) su centro de formación fue confiscado y se vio obligado a viajar a España. Allí ingresó a la Orden de los Dominicos, fundada por santo Domingo de Guzmán, fue ordenado sacerdote en 1933 En 1936 debido a los conflictos políticos en curso su comunidad fue disuelta Intentó acogerse en la embajada de México pero, recibidas sus pertenencias, le cerraron las puertas por su condición de sacerdote Según su biografía oficial "quería emular a los sacerdotes perseguidos y ejecutados por la fe en su país natal". Detenido el 13 de agosto de 1936 y después de confesar abiertamente que era "el religioso mexicano al que buscaban" fue llevado a un centro de detención y fue ejecutado ese mismo día, tenía 27 años. Su vida es todo un ejemplo de cómo es Dios quien llama y es el quien va entretejiendo los destinos de los hombres. Estos y tantos más que no han sido reconocidos oficialmente por la Iglesia pero que desde el lugar donde descansan sus restos hay historias que están esperando de alguien quien las platique.
En nuestra diócesis como olvidar el lugar donde descansan los restos del Padre Pedro Razo o el lugar de su martirio. Como borrar el recuerdo, que ha traspasado los límites del tiempo, del Padre Enrique Contreras, cuyo lugar del martirio continúa siendo devotamente visitado y cuyos restos descansan en la parroquia de San Pedro Apóstol en Pozos, Gto. Muchas veces la gente que acude a estos lugares revive aquellos momentos que están olvidados… Prevalece una historia en la que se conjugan la fe, los milagros, la misa en la clandestinidad, el martirio, etc…¿Pero que tienen que ver estos beatos con la fiesta de Cristo Rey? Celebrar la fiesta de Cristo Rey es precisamente acoger con sincero corazón el mensaje que cada uno de estos beatos nos ha dejado, abrirse al mensaje del evangelio y ser portadores de salvación, es tener la fuerza de creer verdaderamente en el Señor y en la vida eterna, es recibir la herencia de nuestros beatos y transmitirla, es cooperar con nuestras débiles fuerzas para que ese grito, “de Viva Cristo Rey” que sale desde el corazón no se vea opacado por un mundo hostil que quiere vivir de espaldas a Dios y esclavizarse en el reinado de los dioses de este mundo.
Tendremos que reconocer nuestro papel de ciudadanos del cielo, a ejemplo de nuestros santos beatos. Quienes la vida dieron nos invitan a entregarnos dando nuestra vida desviviéndonos en el servicio y testimonio a los demás. Es necesario ser obedientes a las palabras del Papa quien nos recuerda dicho que «el martirio de la vida ordinaria, cada vez más importante en la sociedad secularizada de hoy», en función de la «batalla diaria del amor», debe ser el distintivo de los cristianos católicos. Pbro. José de Jesús Palacios Torres.
Roma, It., noviembre 2007

ADSUMUS XV aniversario

Un aporte a la revista del Seminario Diocesano de Celaya, Gto. México, en la celebración de sus XV años.
En esta reflexión debemos considerar primeramente que la comunicación que se da entre los hombres tiene su más profundo origen y sentido en la comunión perfecta que existe en el misterio trinitario, donde se produce un movimiento de comunicación continua entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, más aún el propio Jesús es el perfecto comunicador de sí mismo y del amor del Padre a los hombres.

En segundo lugar la Iglesia ha sido a lo largo de la historia pionera en los medios de comunicación, baste recordar que los cristianos, desde sus orígenes, acogieron sin reservas los medios presentes en el mundo y en las culturas (griega y judía). Los medios eran comunes, (la escultura, la pintura, la escritura, etc) iguales, para todos, lo importante eran los contenidos nuevos. La verdad nueva del cristianismo supo abrazar los distintos géneros de comunicación, siendo éstos parte esencial de la expansión y misión cristiana.

En el caminar de 15 años del boletín ADSUMUS se ha reflejado esta realidad. El seminario al ser una institución educativa, asume desde el principio esta misma dinámica, es decir, utiliza los medios a su alcance, impregnándolos con nuevos contenidos, con contenidos propios en los cuales se quiere transmitir el ser y quehacer del seminario, al informar de esos pequeños detalles y acontecimientos en la vida ordinaria del seminario busca unirse a la dinámica de toda la iglesia en la promoción del evangelio.

Toda vez establecidos estos presupuestos podemos afirmar con claridad que las necesidades a las que ADSUMUS respondió durante los cinco últimos años en los cuales estuve al frente como director, han sido la necesidad y urgencia de transmitir el ser y quehacer como institución seminario; transmitir a través de los hechos ordinarios de la vida un mensaje evangelizador. De igual manera y no menos importante, la necesidad de que el seminarista esté en contacto cercano con estos medios de difusión del evangelio para que aprenda a utilizarlos.

Como medio de comunicación una revista en el seminario es de mucha utilidad para la evangelización, como antes hemos ya puntualizado, que junto con otros medios como el Internet pueden y deben transmitir la experiencia con Jesús. Recordemos las palabras de Inter mirifica “Procuren,(…)que los instrumentos de comunicación social se utilicen, sin la menor dilación y con el máximo empeño, en las más variadas formas de apostolado, tal como lo exigen las realidades y las circunstancias de nuestro tiempo (...)” (Inter mirifica, n. 13). A la luz de estas palabras, como de rector y director de ADSUMUS, no dudé en considerar y apoyar este medio, como una forma más donde los seminaristas ejercieran su pastoral, pues el pastor de nuestros días debe saber desde la propia experiencia, que los medios deben ser útiles al sacerdote para difundir el evangelio y para la comunicación en el interior de la Iglesia y de la Iglesia con el mundo.

Para finalizar quiero recordar las palabras del documento final de Aparecida, donde señala que los (MCS) “puestos al servicio del Evangelio, ofrecen la posibilidad de extender casi sin límites el campo de audición de la Palabra de Dios, haciendo llegar la Buena Nueva a millones de personas. La Iglesia se sentiría culpable ante Dios si no empleara esos poderosos medios (…) Con ellos la Iglesia ‘proclama desde las azoteas’ (cf. Mt 10, 27; Lc 12, 3) el mensaje del que es depositaria.” (DA. No. 485) Que el seminario no se sienta culpable por no formar a los futuros sacerdotes en la utilización de estos medios para sus futuros fines de evangelización.

Quiero antes de cerrar el artículo recordar que lo importante no es hacer un periódico o una revista, sino mantenerlo día con día. Muchas felicidades a todos los que han trabajado arduamente para mantener con vida este proyecto de comunicación y difusión del seminario.
Roma, It. 18 de octubre de 2007

24.4.08

Gracias

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En breve documentos de interes en el campo de la Religión, de las comunicaciones sociales y de noticias que serán de especial interés para todos.
See yuo