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2.3.13

Santos “opacados” por la renuncia del Papa y cosas peores.


La noticia que despertó al mundo y sorprendió a católicos y no católicos, a propios y extraños, fue aquella que por más de 600 años no se había dado. La renuncia de un Papa. Muchas han sido las voces que se levantan al respecto, unos que de inmediato compararon a Benedicto XVI con Juan Pablo II, otros que poniendo en duda las palabras claras y sencillas de  Joseph Ratzinger en renuncia, dejan entrever una enramada de especulaciones sin sentido y faltas de fundamento. Pero solo hay que mencionar a quienes fuera de la Iglesia juzgaron de uno u otro modo la renuncia de Benedicto XVI, sino también a quienes desde dentro dejaron escuchar su voz; como el cardenal australiano George Pell, quien en una entrevista de televisión critico al Papa, afirmando que su decisión crearía un antecedente y que después de ahora sería muy fácil presionar al Romano pontífice para que este renuncie. «Podría haber personas que, al estar en desacuerdo con un futuro Papa, podrían montar una campaña en su contra para inducirlo a la renuncia», afirmó Pell.