Desde siempre ha existido una cierta relación entre deporte y fe cristiana, es aquí que se ubican las palabras de San Pablo cuando habla del “combate cristiano”, es decir el esfuerzo de ser cada día más parecido a Cristo. San Pablo compara este esfuerzo con el deporte de moda existente en su tiempo las carreras: “No sabéis que, en las carras todos corres , pero solamente uno alcanza el premio? Corred de tal manera que lo alcancéis. Los atletas se abstiene de todo con el fin de obtener una corona corruptible, mientras que nosotros aspiramos a una incorruptible” (1 Cor 9,24-25)
Para muchos, el deporte rey es una religión. Futbolistas, entrenadores, directivos y capellanes aseguran que para ellos Dios es más importante que el balón. ¿Será igual entre los aficionados que llenan los estadios? Quizás si alguien nos pregunta que relación existe entre Dios y el futbol podamos contestar inmediatamente “ninguna”, sin embargo el futbol hoy se presenta con todas las características de una “religión” como la ha dicho el P. Sixto Varela, noto aficionado al deporte rey, a quien cuestioné sobre la relaciòn que estie entre Dios y el futbol.
Como cristianos creemos en un solo Dios, quien se coloca al centro de la historia como un Gran árbitro, y que esta presente en las vidas de los hombres, ¿no hace lo mismo el árbitro, quien corriendo de un lado a otro esta presente en todas las jugadas que se desarrollan en el campo? Dios ésta presente en la lucha contra las fuerzas malignas, partido que todos los días estamos dispuestos a vencer y conociendo de antemano nuestras posibles fallas no las impide, pues es respetuoso de la libertad de los hombres. ¿no actúa de manera semejante el árbitro en el estadio de futbol, pues conociendo bien el deporte puede también preveer algunas posibles faltas, sin embargo se mantiene al margen.
Siendo cierto además que a cada uno de los partidos se pide: jugar en equipo, cada uno en sus puestos, amar el juego y aprovechar los noventa minutos. ¿No es eso mismo lo que hoy la Iglesia pide a los cristianos? Quizás lo más importante será aprovechar los noventa minutos, pues durante todo este tiempo no se puede perder la visión de la jugada, la cual exige siempre de táctica y una moral de victoria. Como cristianos sabemos bien la lección, Dios nos ha llamado a la vida para que obrando con rectitud conquiste el partido a su favor y así como en el partido solo se tienen noventa minutos para ganar, también solo se tiene esta vida para salvarnos del “descenso” y alcanzar el triunfo. ¿Habrá alguna vez un futbolista santo?
Entre tanto Sudáfrica se esta preparando para uno de los eventos deportivos más especiales: el Mundial de fútbol del verano 2010. La Iglesia del país ayudará a acoger a miles de personas en este evento histórico. Lo hará con un ambicioso programa llamado "Church on the Ball", de lo anterior pueden ver este video que ofrece la noticia completa, asi como entrar al sitio web que ofrece información en varias lenguas.